Cuando un occidental visita Varanasi o Benarés queda sorprendido por el aluvión de gente que desde buena mañana acude a purificarse al Ganges, rio sagrado. En Varanasi no sólo se va a purificarse, también a morir, por lo que cada amanecer pueden verse los cadáveres incinerándose en su orilla. La incineración de los cadáveres sigue todo un rito: primero se purifica en el agua y después se incinera; si el muerto es el padre lo incinera el hijo mayor, si es la madre, el segundo hijo. Por el color de las ropas del cadáver puede saberse más o menos su edad, y si va vestido de varios colores, se trata de una persona mayor que ha pasado por todas las etapas de la vida.

Para el occidental este acto público es muy impactante, para ellos no, ese ser tiene que reencarnarse y por tnto  debe de prescindir de su cuerpo cual si de una camisa vieja se tratara.